lunes, 4 de marzo de 2013

Entre La Bruma: Imagina.



Imagina a una persona que respira al igual que tú, pero no como tú. Una para la que cada bocanada es un mensaje cifrado, mil señales de peligro y el resto un inmenso océano de ácido y fuego. Que toda su piel sea una enorme y mal curada cicatriz. Imagina que lo que para ti es cerrar los ojos para ella es abrirlos, y viceversa. Un enorme amasijo de clavos oxidados por las lágrimas que no derramó, en su pecho, en serio, imagínatelo. Ahora céntrate en sus pies, son firmes y una vez incluso tuvieron raíces, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces y ahora aún sin ellas soportan el peso de todas las ramas que no dejan de crecer. Sus ojos son como pozos, al menos si se miran a sí mismos, pero es normal, ¿no? un ciego no puede ver la oscuridad. Sus manos son toscas, con dedos de uñas destrozadas, de arañar paredes, aunque en realidad no ha arañado ninguna. Imagina sus dientes, allí donde asoman sus entrañas; sabrás mucho de ella por ellos.

Imagíname a mi.

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