viernes, 15 de marzo de 2013
Despierta y sigue.
No estoy solo en las calles, me quedan las huellas de tus zapatos. Pero no las beso; ya sabes, siempre fui más de besarte la boca que los pies. Pero si las sigo, mientras no me saquen del camino, por supuesto, como siempre hicimos; dime que como siempre haremos. Pisándolas voy pensando - si, a veces lo hago- que mi suela siempre va a la inversa, que siempre voy en dirección contraria a la tuya, o tú a la mía. Yo que sé. Puede que sea mi subconsciente, que solo busca la mejor forma de darme de bruces contra ti. Finge casualidad y dame un beso, luego admite que estaba todo planeado y dame otros dos...o tres, o cuatro. No consigo ni olvidarme de tus huellas y ya me encuentro con tu mirada perdida reflejada en algún cristal. Y tu rostro dibujado sobre alguna cara de mierda, de estas que están tanto de moda, las que todo el mundo lleva y nadie supo nunca donde compró. Tu silueta en la pared, inmóvil y oculta, secando al sol. Ingenua. Como si creyese que puede hacerlo sin mi aliento.
Ahora dime, si te veo de está manera con los ojos abiertos, ¿cómo crees que te veré cuando los cierro?
No me mires así, soy de los que secarían el mar para que no zarpase el barco.
lunes, 4 de marzo de 2013
Entre La Bruma: Imagina.
Imagina a una persona que respira al igual que tú, pero no como tú. Una para la que cada bocanada es un mensaje cifrado, mil señales de peligro y el resto un inmenso océano de ácido y fuego. Que toda su piel sea una enorme y mal curada cicatriz. Imagina que lo que para ti es cerrar los ojos para ella es abrirlos, y viceversa. Un enorme amasijo de clavos oxidados por las lágrimas que no derramó, en su pecho, en serio, imagínatelo. Ahora céntrate en sus pies, son firmes y una vez incluso tuvieron raíces, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces y ahora aún sin ellas soportan el peso de todas las ramas que no dejan de crecer. Sus ojos son como pozos, al menos si se miran a sí mismos, pero es normal, ¿no? un ciego no puede ver la oscuridad. Sus manos son toscas, con dedos de uñas destrozadas, de arañar paredes, aunque en realidad no ha arañado ninguna. Imagina sus dientes, allí donde asoman sus entrañas; sabrás mucho de ella por ellos.
Imagíname a mi.
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